La muerte está experimentando nuevas formas de hacer su trabajo. Ya de plano mandó a la bodega la vieja guadaña y ahora carga una AK-47. Es rápida y certera con la metralleta. Ataca y huye. Dispara y no deja rastro. Lanza sin piedad decenas de balazos en cuestión de segundos.
La muerte carga herramientas sofisticadas. A veces usa una sierra eléctrica para cortar las cabezas de sus víctimas. A veces utiliza machetes para descuartizar los cuerpos. No tiene compasión. Corta las cabezas y las exhibe en sitios públicos. Y luego les deja ‘narcomensajes’.
La muerte está enloquecida. Este año, más de mil 500 personas han sido ejecutadas en Guanajuato de distintas formas, sangrientas y malvadas, despiadadas y espeluznantes
La muerte es cada vez más violenta. A varias de sus víctimas las envuelve en una cobija y las abandona en la carretera o en un lote baldío. Les llaman ‘encobijados’. A otras personas les quita la vida y las deja encerradas en la cajuela de un coche. Esos son ‘encajuelados’.
La muerte tiene ahora una larga lista de formas de matar y escoge una manera distinta cada vez que entra en acción. A unas personas las mete en un tambo relleno de mezcla. A esos los califican como ‘entambados’. A otras víctimas las mete en un recipiente de ácido y las desaparece de este mundo. A esos los llaman ‘pozoleados’.
La muerte está enloquecida este año. A la fecha, más de mil 500 personas han sido ejecutadas en Guanajuato de distintas formas, sangrientas y malvadas, despiadadas y espeluznantes.
La muerte anda a la moda. Usa camisas coloridas y vistosas -como El Chapo- y toma whisky Buchanans. Escucha ‘narcocorridos’ y viaja en camionetas grandes y poderosas. Trae dólares y anda con guardaespaldas. El narco es hoy día la triste personificación de la muerte.
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