RELATOS DEL PODER

Supervisores del INE ponen marca personal a los candidatos

En un evento de Diego Sinhue me tocó ver a ocho observadores del INE. Al día siguiente, en un evento de Ricardo Sheffield me tocó ver a cinco funcionarios del INE. Días después vi a otros siete en un evento de Gerardo Sánchez del PRI.

Los inspectores del INE (Instituto Nacional Electoral) supervisan todos los eventos públicos de los candidatos. Están en todas partes.

En un evento en León en la mañana y en un evento en Irapuato en la tarde. Trabajan los sábados y domingos, lo mismo en el norte del estado que en el sur. Los inspectores están haciendo un trabajo de supervisión que nunca habían realizado en las campañas políticas.

Nada se les escapa. El número de banderines, las bolsas y hasta las tortas, refrescos y cazuelas de mole que se reparten en los actos

Anotan todo. Cuántas sillas fueron rentadas para el evento, cuántas pantallas colocaron, cuántas playeras fueron repartidas, cuántas gorras fueron obsequiadas a los asistentes. La supervisión incluye si rentaron equipo de sonido, si mandaron imprimir una mampara con el nombre del evento, si contrataron camiones para movilizar a los militantes.

Nada se les escapa. El número de banderines, el número de bolsas para el mandado, y hasta las tortas y refrescos, comidas, carnitas y cazuelas de mole que reparten en los actos públicos. Son un grupo numeroso de observadores.

Llegan a los eventos con sus acreditaciones y dan aviso a los organizadores que han llegado para hacer una observación del acto público. Llevan libretas y formatos especiales para hacer un registro puntual de todos y cada uno de los gastos. De tal forma que el Instituto Nacional Electoral tiene un reporte evento por evento, acto por acto, día por día, semana por semana, de cada uno de los gastos de Diego Sinhue, de Gerardo Sánchez, de Ricardo Sheffield, de Felipe Arturo Camarena y de Bertha Solórzano del Partido Nueva Alianza.

De hecho, los candidatos están obligados a mandar su agenda al INE todos los días. Hay una oficina especial del Instituto dedicada a pedir y recibir todas las agendas con anticipación, para que ellos puedan organizarse y acudir a casi todos los eventos.

Son la novedad de esta campaña. Incómodos e inquietantes. Tienen desconcertados a los políticos. Un mundo de auditores los vigila

En un principio, se creía que los observadores acudirían a uno o dos eventos por semana, pero no ha sido así. Los vigilantes del INE se presentan a casi todos los actos públicos, mítines en plazas públicas, caminatas por las calles, visitas en los municipios y comunidades, reuniones con grupos de la sociedad y hasta conferencias de prensa.

Son la novedad en esta campaña. Son incómodos e inquietantes. Su función es casi la de un auditor que está observando permanentemente cada uno de los movimientos de los candidatos.

Los políticos están desconcertados. No saben si abrirles la puerta y ofrecerlos una silla para que se sienten o si los dejan afuera sin invitarlos a degustar los alimentos. Unos candidatos los tratan bien y otros los tratan mal. Lo cierto es que todos han tenido que acostumbrarse a trabajar y realizar sus eventos bajo la mirada permanente de estos inspectores que de pronto son parte esencial de las campañas.

Un mundo de auditores los vigila.

 

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Pablo César Carrillo

Periodista de estos tiempos.

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