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AMLO ‘coquetea’ con la banca en la cumbre de Acapulco

El líder de Morena pide "confianza y tranquilidad" y descarta nacionalizaciones y expropiaciones en el 'examen' del gran capital a los candidatos a la presidencia de México

Andrés Manuel López Obrador se vistió de cordero ante la banca mexicana en Acapulco y les pidió «confianza y tranquilidad» si finalmente logra convertirse por fin en presidente de la República, tal y como anuncian todas las encuestas.

El líder de Morena explicó su plan de Gobierno ante la plana mayor de la banca mexicana con la intención de quitarles de la cabeza la idea de que convertirá a México en otra Venezuela. “No vamos a afectar a la banca en nada. Se requiere de una banca fuerte en el país. Lo que sí les proponemos es que se amplíe el servicio bancario: México tiene mil municipios y más del 60% del territorio nacional sin servicios bancarios. Y se necesita”, remarcó.

«No vamos a confiscar bienes ni vamos a hacer expropiaciones ni nacionalizaciones. El plan es acabar con la corrupción», aseguró López Obrador

“No vamos a confiscar bienes ni se van a llevar a cabo expropiaciones o nacionalizaciones. Vamos a sacar adelante el país enfrentando el principal problema: la corrupción. El plan es ese: acabar con la corrupción”, apuntó López Obrador ante un auditorio compuesto por directivos de entidades financieras y empresarios, a quienes garantizó la independencia del Banco Central y prometió no subir ningún impuesto. “Ni el IVA, ni el de la renta».

La lucha contra la corrupción protagonizó su discurso en la convención bancaria. “Si la desterramos vamos a llevar a cabo una revolución pacífica y a lograr el renacimiento de México”, prometió López Obrador en su intento de «moralizar la vida pública». Y es que AMLO le dijo a los banqueros todo lo que querían oír. “Vamos a reducir sueldos arriba y se van a terminar los lujos en el Gobierno. Vamos a quitar las pensiones a los ex presidentes. Vamos a tener un Gobierno austero”, prometió.

Los líderes de la banca y el sector privado correspondieron a sus promesas con tímidos aplausos. Aunque, como publica en su crónica el diario ‘El País’, menores de los cosechados por Meade y Anaya. Eso sí.

«La competencia es entre nuestra coalición y la de Morena. Y yo propongo un cambio inteligente», explicó Anaya en su debut en la cumbre bancaria

Anaya aprovechó la ocasión para tildar a López Obrador de ‘populista’. La convención bancaria era su carta de presentación ante los grandes nombres de las finanzas mexicanas. A diferencia de sus dos contendientes por la presidencia, el candidato de ‘Por México al Frente’ nunca había acudido como ponente a la gran cumbre anual de la Asociación de Bancos de México. El panista descartó a Meade de la batalla por Los Pinos. “La competencia es entre nuestra coalición y la de Morena. Si va a haber un cambio en el país, la pregunta fundamental es qué tipo de cambio queremos: yo propongo un cambio inteligente, con instituciones, leyes, libertades y visión de futuro”, dijo.

La comparecencia de Meade dejó claro que es el favorito de la banca. Y eso puede que no juegue en su favor ante la mayoría del electorado. «Su llegada al recinto en el que se celebran las reuniones plenarias levantó la mayor ovación del día: en pie, durante más de un minuto, la flor y nata de la banca mexicana vitoreó al candidato priista para la presidencia de México», explica El País

«Me siento como en casa», indicó Meade, que recibió la mayor ovación y se mostró como el preferido por la banca mexicana en estas elecciones

“Me siento como en casa”, correspondió Meade al público. “He sido un privilegiado al haber formado parte de la transformación del sistema financiero”. Y es que el candidato del PRI es de los tres candidatos el que mejor conoce los entresijos económicos y más amigos tenía entre la audiencia.

“Hace un año había dudas sobre la economía mexicana. Un año después podemos dar cuenta del superávit, de la bajada de la deuda y de que crecimos un 50% de lo que entonces se pensaba”, subrayó el candidato del PRI a las elecciones presidenciales en un discurso sin referencias hacia su predecesor, Peña Nieto. Y es que el candidato parece intentar desmarcarse del actual presidente de la República, consciente de que es el tercero en discordia y necesitará un milagro para tener opciones reales de llegar hasta Los Pinos.

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