Es un López Obrador budístico. O un Buda alopezobradoreado. El mural de Buda en el bulevar Adolfo López Mateos desconcierta por su gran parecido con el rostro de Andrés Manuel Obrador.
Es una broma. Una ocurrencia. Un descuido de las autoridades y un atrevimiento de los realizadores.
Los autores pintaron un Buda, pero le pusieron la cara de Andrés Manuel, como en un acto de rebeldía al Gobierno panista.
Oficialmente es un mural de Japón, con un samurai, el monte Fuji, una geisha, figuras de papel, calles de Tokio y un Buda como imagen principal, pero de forma extraoficial es el rostro de Andrés Manuel. Justo el primero de julio, el día que cumple un año de haber triunfado.
Demasiada casualidad para ser casualidad. Es evidente que los autores pintaron un Buda, pero le pusieron la cara de Andrés Manuel, como en un acto de rebeldía al Gobierno panista o de desafío a las autoridades locales.
El autor, un grafitero cuya firma es El Brote, jura que es Buda. Él afirma que estuvo en Japón y que la idea era hacer un homenaje al país con imágenes tradicionales. Por eso surgió la idea de pintar un Buda. El punto es que salió igualito a AMLO en el corazón de la Isla Azul. Un mural de AMLO en la calle principal de León. Ni Vicente Fox tuvo eso en sus buenos tiempos. Fox era adorado en León y dio la lucha por la democracia casi como representante de León, pero ni así se ganó un mural o una estatua en Guanajuato.
Andrés Manuel, en cambio, sin hacer ruido, ya tiene su Buda lópezobradoreado. Y aunque oficialmente no sea él, tiene un enorme parecido al Presidente de México.
AMLO está, sin buscarlo, ni desearlo, en el corazón de León.
