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«¡Este está vivo. Este está vivo!»

Un video difundido en redes sociales cuenta la crónica de la masacre en Purísima: “Demasiadas descargas de armas largas”

En la primera imagen, una persona aprieta el pecho de un hombre tendido en la calle tratando de revivirlo. No reacciona. Le aprieta el pecho y no reacciona. “Noooooooo. ¡Dime que está vivo!”, se escucha, a lo lejos, el grito desgarrador de una mujer que llora sin consuelo. “Nooooooooo”, grita.

La noche trágica en Purísima la cuenta un video difundido en redes sociales. La crónica es espeluznante y dolorosa. En el salón California, en Purísima, hay llanto, dolor y desesperación. Un comando de hombres armados ha disparado contra una multitud que veía una pelea de gallos. Hay ocho muertos y al menos 15 heridos.

La puerta blanca deja ver por un cristal lo que ha ocurrido dentro. Un pequeño río de sangre sale del Salón California

La persona que tomó el video, deambula, desconcertada, intentando captar lo que sus ojos ven. Hay un charco de sangre en el piso. Varias personas se abrazan desconsoladas. La puerta blanca del salón California deja ver por un cristal lo que ha ocurrido adentro. Un hombre pasa caminando a toda prisa, con una caja de primeros auxilios. Otro hombre que trae una bicicleta levanta una mochila que alguien dejó en el suelo. Se escucha el quejido de una persona.

La toma se mueve de prisa. Al fondo se aprecian las gradas del palenque, en donde había una pelea de gallos, en Purísima del Rincón. De pronto, aparece un hombre caminando lentamente, cojeando del pie izquierdo, apoyado en los hombros de una mujer, y alguien le pregunta: “Tacho, ¿Estás bien?”. Y él responde: «Sí».

La toma regresa a la calle. Afuera, hay varias personas angustiadas. Por ahí se aprecia un policía con una metralleta. Una señora grita: “¿Está vivo o no?”. Un automovilista acciona el claxon. Entonces se escucha una voz en off: “Fueron muchas descargas. Demasiadas descargas de varias armas. No fueron chiquitas, fueron puras automáticas”. Otra voz, exclama, con admiración: «¡No mames!»

Se escucha el llanto de un joven tendido en la calle. Una mujer le dice: «¿Cómo te llamas? Ahorita vienen por ti»

Se escucha el llanto de un joven lastimado. Es un jovencito tendido sobre la calle, con un gesto terrible de dolor. Y se escucha la voz de una mujer. “¿Cómo te llamas?. Ahorita vienen por ti, eh”. Y ella grita: “¡Este está vivo!. ¡Este está vivio!”. La toma se abre. Afuera, hay tres cuerpos tendidos sobre la banqueta. Un hombre está recargado sobre las escaleras de la entrada. Otro hombre está tendido en la calle. Una señora de blusa verde aparece atendiendo al jovencito que está vivo, ella le toca la cara, y le dice: “Hijo, ¡apriétame la mano! ¡Apriétame la mano!”.

El jovencito se queja del dolor. La señora lo atiende. Alguien dice: “Ya vienen las ambulancias”. La cámara, desconcertada, se mueve un poco. Hay luto en Purísima.

Un pequeño río de sangre sale del Salón California.

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