Pobre México. Tan lejos de Dios. Y tan cerca de Estados Unidos.
Esa frase popular la repetimos los mexicanos con cierta frecuencia a manera de broma y sin reflexionar mucho, cada vez que queremos entender la desgracia o la bendición que implica ser sus vecinos.
Somos el patio trasero de los gringos, decimos nosotros los mexicanos.
Si a Estados Unidos, le da gripe, a México le da pulmonía, dijo alguna vez el ex gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
Tenemos una relación de amor y odio con ellos.
No se nos olvida que nos robaron la mitad del territorio y que Texas era de nosotros. Tampoco podemos olvidar que allá viven 38 millones de mexicanos, parientes y amigos, que ganan dólares y que ayudan a nuestro país.
‘Pinches gringos’, suele ser una expresión popular.
«Gringos frijoleros», dice una canción de Molotov que todos cantamos y que ponemos especial énfasis cuando decimos “fri-jou-le-ros”.
Por eso siempre será noticia el encuentro de un presidente de México, como Andrés Manuel López Obrador, con un presidente de EU, como Joe Biden.
Por lo mismo es importante reflexionar sobre lo que ocurrió en la cumbre de gobernantes de ambos países, ya que siempre ellos sacan ventaja y nosotros solo vamos a que nos den órdenes y nos doblen como Donald Trump dijo que dobló a Andrés Manuel. En realidad siempre nos han doblado, desde Antonio López de Santa Anna. Y la relación entre ambos países nunca ha sido de igual a igual. Somos Vecinos distantes, dice el libro de Alan Riding.
Andrés Manuel dijo muy gallito que iba a exigir visas para los trabajadores mexicanos pero en realidad se comprometió a invertir mil 500 millones de dólares en mejorar la frontera de 3 mil kilómetros. Algunos norteamericanos dijeron que ese compromiso de AMLO era un logro más importante que hacernos pagar el muro de Donald Trump.
Otra vez nos chamaquearon.
Ellos siempre ganan. Nos quejamos del capitalismo salvaje pero queremos vivir allá y rogamos por una visa. No nos hagamos tontos: Sí somos el patio trasero. Sí nos pueden provocar pulmonía. Y sí somos vecinos distantes.
Por eso tiene algo de sentido la frase que se atribuye al intelectual regiomontano Nemesio García Naranjo: Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Aunque la frase es algo exagerada, porque México nunca ha estado lejos de Dios. Una expresión más atinada hoy día podría ser: “Pobre México. Tan cerca de Estados Unidos. Y tan lejos de Estados Unidos”.
