OPINIÓN

Una historia de cine en la Alhóndiga

Con un gran ambiente entre el auditorio, India, el país invitado de honor, abrió las actividades de la edición número 46 del Festival Internacional Cervantino en el tradicional escenario de la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.

 

Desde las cinco de la tarde, la fila para ingresar a la sección general daba vuelta en la cuesta de Mendizábal para llegar a Juárez y extenderse hasta la unidad Belén de la Universidad de Guanajuato. Las puertas se abrieron y tras una revisión cuidadosa a cada asistente por parte de miembros de la FSPE, poco a poco se fueron ocupando las gradas del recinto.

En la parte baja, frente al escenario, llamó la atención que a diferencia de otros años solo se instaló una pantalla de leds. A un costado, tal vez la correspondiente al lado derecho del foro, fue la que emplearon dentro de escena para proyectar la escenografía virtual, eje vertebral del espectáculo. ¿O sería la austeridad?

La elección de la Compañía Navdhara con su propuesta ‘Un pasaje a Bollywood’ como punto
de inicio del festival no pudo ser más atinada

De los miembros del gabinete del gobernador, uno de los primeros que llegó a la explanada fue Juan Hernández, el flamante secretario de Migración. Y así, poco a poco, los funcionarios fueron ocupando sus espacios en la parte media del área de sillas, donde además del espectáculo se iba a poder apreciar mejor el despliegue de fuego artificiales con el que culminó la noche. En cuanto arribó el gobernador, bastante puntual por cierto, flanqueado por la Secretaria de Cultura federal María Cristina García Zepeda, el telón se abrió.

 

La elección de la Compañía Navdhara con su propuesta ‘Un pasaje a Bollywood’ como punto de inicio del festival no pudo ser más atinada: la vistosidad del vestuario, el espléndido desempeño de los bailarines, enmarcado en una historia de un triángulo amoroso, donde interviene algún gánster e incluso surge la presencia de divinidades hindúes como Ganesh. Fue un mosaico amplio de la multiculturalidad India.

Un factor fundamental para el gozo del público fue la música basada primordialmente en el Bhangra, mezcla de armonías y cantos tradicionales del subcontinente con ritmos electrónicos, que durante la década de los noventa causó furor en las pistas del Reino Unido. En esta ocasión aparecieron pequeños grupos repartidos entre el graderío de la Alhóndiga que se dejaron llevar por las agradables melodías que brotaban del escenario.

Ashley Lobo, la creadora de ‘Un pasaje a Bollywood’, ha logrado llevar a la escena de la comedia musical la esencia del relato cinematográfico tan peculiar de esta macro industria, que usualmente llega a superar en número de producciones al gigante de Hollywood, aunque en el mundo occidental prácticamente no nos damos cuenta de este fenómeno pues los contenidos están enfocados al mercado local.

Hay que recordar que en un mes las salas cinematográficas en la India pueden llegar a recibir hasta 300 millones de espectadores. Por algo Cinépolis ya se aplicó para expandirse por esas tierras. El término Bollywood conjunta el de la ciudad de Bombay (hoy Mumbai) con el de la meca del cine en California.

 

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