OPINIÓN

Dilemas del espectador del siglo XXI

El pasado diciembre tuvimos el estreno de la segunda edición de ‘Avatar‘, la exitosa película de James Cameron que ya alcanza el sexto escaño entre las más taquilleras de todos los tiempos, esto se prestó para reavivar la discusión de si hay filmes que resulta absurdo ver en casa y demandan una salida al cine para ver en pantalla grande.

Desde mi punto de vista esto es una realidad , creo que existe un “cine espectáculo” que está expresamente hecho para ser visto en gran formato como es el caso de esta nueva aventura en el planeta Pandora, también por supuesto las obras de Christopher Nolan, quien es de los pocos cineastas que aún se puede dar el lujo de filmar con cinta y no con video, incluso utilizando el sistema IMAX como es su trilogía de Batman, y su esperado estreno para el mes de julio, de su más nueva producción “Oppenheimer”, sobre el cerebro que creo la bomba atómica.

Por supuesto que en el “cine espectáculo” también se encuentran las películas del universo Marvel o el de DC comics, de la guerra de las galaxias y del mundo Jurassico, producciones que al verse en el monitor de una computadora o peor aún en  la pantalla de un celular, pierden su esplendor y magnificencia. Cuestión semejante ocurre cuando el espectador también quiere extasiarse con el trabajo de la fotografía de artistas como Emmanuel Lubezki (El renacido, Birdman), Roger Deakins (1917, Blade Runner) o Rodrigo Prieto (el irlandés, secreto en la montaña, Barbie). O pensaría en el cine de terror cuya atmósfera es más envolvente si se vive en las salas de cine.

Hay que tomar en cuenta que las distancias y el ambiente de inseguridad nos han alejado de los complejos cinematográficos, y en algunos casos también la cartera, aunque se debe reconocer que nuestro país tiene de los boletos más económicos del mundo.

Hay contenidos que bien se aprecian en la pantalla casera por ejemplo comedias románticas, películas intimistas, historias de época y creo también relatos infantiles. Definitivamente la calidad de imagen que ofrecen las televisiones de la actualidad es sorprendente, además de la gran oferta de contenidos que ofrecen las diversas plataformas de streaming como Amazon, HBO , Netflix y demás, pero nada iguala la experiencia de la sala cinematográfica en que nos concentramos en la gran pantalla que se nos ofrece en una sala oscura, donde compartimos la emoción y el sentimiento con un gran grupo de desconocidos y asistimos con la consigna de conectarnos a la historia, nada de pausar para atender algún deber de la casa o distraernos con la minucia cotidiana.

El medio audiovisual atraviesa una época de definiciones en la que nuevas posibilidades de expresión como la realidad aumentada, la realidad virtual y la imagen de 360 grados deberán establecer su propio lenguaje y no ser simples curiosidades momentáneas.

Los exhibidores deberán seguir evolucionando buscando nuevas maneras de atraer al público, tal vez manejando nuevas tecnologías como experiencias inmersivas, proyecciones holográficas o salas multi-sensoriales o también ampliando las opciones de consumo haciendo alianzas con cafeterías y restaurantes de renombre como es el caso de un complejo que ya se está adaptando en la ciudad de León.

Por lo pronto creo que los fatalistas que vislumbran la muerte del cine se quedan cortos.

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