Un portero, un ‘9’ y un dueño
Los fichajes urgen. Los propietarios van y vienen
Por Juanjo Cabello / Opinión
Son algunas de las cosas que necesita el León. Dos con carácter urgente. Competencia en la portería y el aval de un goleador con currículum. Lo del dueño puede esperar hasta 2026 si la FIFA cumple su amenaza de aniquilar por fin la multipropiedad.
El halago mata. Y varios jugadores locales desprendían desde el inicio un ligero aroma a superioridad que se convirtió en nube tóxica con el golazo de Dávila. El fogonazo tempranero del ‘Griezmann verde’ pareció desactivar la actitud de entrega de un equipo que se deshace si no aprieta.
Le acompañó Barreiro. Casi siempre imperial. El resto transitó por una mala noche. Por lo que está clara la moraleja: a esta plantilla no le da para ganar sin piernas. Mientras tanto, el Atlético San Luis, franquicia de un club que tiene como lema ‘Nunca dejes de creer’, se concentró en el esfuerzo. En robar y salir. En pelear y ganar la segunda pelota.
Y así se apoderó de las bandas y mató al León a puñaladas. Vitinho y Murillo, sus dos cuchillos, encontraron una vía láctea por los flancos. No ayudaron nada Mena y Elías. Con el depósito justo. Desbordados en sus tímidas acciones defensivas por la salida al galope de un San Luis serio y listo.
Cuando quiso reaccionar Larcamón ya era tarde. Para ese entonces la fiera vestía playera de rayas. Agarrado a un ‘portero suplente’ que mostró el camino del guardameta moderno, el Atlético San Luis se limitó a recibir los regalos con desgaste y compromiso.
Los fichajes urgen.
Los dueños van y vienen.
Y las acciones pueden pasar de padres a hijos. Ese es al menos el plan de la familia.
